01 diciembre 2020

Algunos detalles que puede que no sepas de Felipe II

Aunque su padre fue Emperador, él no lo fue.


Carlos de Habsburgo, llamado actualmente Carlos I de España y V de Alemania aunque por aquel entonces no existiesen ni España ni Alemania como tales, ostentó el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1519 hasta su abdicación en Bruselas en el año 1555.
    La abdicación supuso un reparto de sus territorios entre su hijo Felipe y su hermano Fernando.
    A Fernando le correspondió la parte imperial, situada en Centroeuropa mientras que a Felipe, digamos que, todo lo demás: Castilla, Aragón, Nápoles, Milanesado, Franco Condado, Países Bajos y las Indias. A lo heredado de su padre, Felipe añadió Portugal en el 1578.

Mapa de la herencia de Carlos I.


Aunque Felipe II gobernó sobre un territorio muy extenso, en el que nunca se ponía el sol, éste nunca constituyó oficialmente un imperio y por tanto, Felipe nunca tuvo el título de emperador.
 
Territorios gobernados por Felipe II en 1598.

Se casó cuatro veces.


Los matrimonios reales son cuestiones de estado y en aquella época más todavía. Los tres primeros matrimonios de Felipe identifican a las tres potencias con las que España quería mejorar sus relaciones: Portugal, Inglaterra y Francia. El cuarto matrimonio fue más motivado por conseguir un heredero varón.

    Felipe II vivió rodeado de mujeres. Se crió con su madre Isabel de Portugal hasta que ella murió.
La emperatriz Isabel

    Su amante Isabel Osorio, dama de compañía de su madre y luego de su hermana, tuvo dos hijos atribuibles a Felipe. Su relación terminó definitivamente cuando contrajo matrimonio con Isabel de Valois. Se cuenta que Felipe estaba muy apegado a ella, le daba todos los caprichos y la cuidaba personalmente durante sus embarazos o enfermedades.
Felipe II e Isabel de Valois en su coronación

    Sus hijas, con las que mantuvo una relación muy tierna, documentada en las cartas que frecuentemente intercambiaba con ellas. 
Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalani Micaela - 1570

Se le llegó a acusar de haber matado a su hijo.


Su hijo Carlos, llamado a ser rey, no fue una persona sana física ni psicológicamente. Su padre Felipe y su madre María Isabel eran primos por partida doble y esa consaguineidad influyó con seguridad en la mala salud de su hijo a lo que además se sumó la malaria que contrajo a los 11 años.

Príncipe Carlos en el año 1558


Carlos tenía comportamientos crueles con animales, con sus sirvientes o con cualquiera que se cruzara en su camino. Además tenía ataques de ira desmedidos cuando las cosas no iban según su interés. Todo eso hizo que su padre Felipe II no confiara en él para cargos de responsabilidad y que su relación se hiciera muy tensa.

Felipe, a la vista de los intentos de fuga, suicidio y asesinato, decidió incomunicar a su hijo en sus aposentos, pero sin explicar publicamente las razones. Eso dio lugar a leyendas y falsa literatura, fomentadas por flamencos e ingleses, en las que Felipe aparecía como padre represor y Carlos como héroe liberador. Fake news de la época.

El año 1568, en el que murieron su hijo Carlos y su esposa Isabel de Valois, se conoce como el annus horribillis de Felipe II. A partir de ese momento se volvió más austero, adusto y reservado.

Fue Rey Consorte de Inglaterra.

La relación con Inglaterra siempre fue complicada por muchos motivos, sobre todo comerciales, militares y religiosos.

    La política matrimonial de los reyes católicos colocó a su hija Catalina como esposa de Enrique VIII y de ese matrimonio nació una hija, María.

    María Tudor era católica como su madre, pero los ingleses estaban divididos entre católicos y anglicanos, con un fuerte crecimiento de estos últimos, abrazando los prinicipios calvinistas.



    A la muerte de Enrique VIII, que fue excomulgado por el Papa, le sucedieron tres de sus hijas en este orden: Eduardo, María e Isabel. Esa circunstancia también se dió en España con Felipe V y sus tres hijos que llegaron a reyes: Luis, Fernando y Carlos.

    Eduardo fue el primer gobernante inglés protestante, persigiendo a católicos y reforzando la iglesia anglicana. Al morir sin descendencia, probablemente debido a la sífilis genética que sufrieron tanto él como sus hermanas, la siguiente en el turno sucesorio fue María Tudor.

    Al contrario que su hermano Eduardo, María era católica, persiguió a los protestantes y trató de invalidar la reforma anglicana. Sus abundantes ejecuciones, seguramente no más que las de su hermano en el bando contrario, le hicieron ganarse el sobrenombre de María la Sanguinaria, Bloody Mary en inglés, que luego dio nombre a un cocktail, dicen que bueno para la resaca.

    La mejor manera de apuntalar el reinado de María Tudor era contando con el apoyo de la monarquía española, primera potencia de la época y valedora de la religión católica. Para ello, se organizó el matrimonio entre María y Felipe, a la sazón todavía príncipe pero que fue nombrado rey de Nápoles y Jerusalem días antes de la ceremonia para que el matrimonio se celebrase entre iguales, entre monarcas reinantes.

Felipe II y María I de Inglaterra.


    Si la cuestión sucesoria siempre es de vital importancia en los matrimonios reales, en este lo era todavía más si cabe. La siguiente en la línea sucesoria era Isabel y se sabía que era tanto o más protestante que su hermano Eduardo, por lo que si María y Felipe no conseguían descendencia todos los esfuerzos de mantener a Inglaterra en el lado católico se irían al traste. Tanta era la presión, que María tuvo un embarazo psicológico tan avanzado que ya se estaban haciendo preparativos para el parto que finalmente no se produjo.

    A la muerte de María Tudor, Felipe perdió todos sus derechos por lo que su andadura como rey consorte de Inglaterra duró solo cuatro años.

Fue una persona ilustrada y heterodoxa.


Nunca le gustó a Felipe ser el centro de las miradas, ni las fiestas, ni las apariciones innecesarias en público. Eso no cuadraba bien con la personalidad que se le supone al monarca más poderoso del mundo. La gente, sobre todo sus enemigos, aprovecharon para achacarle perversidades y leyendas negras. Él tampoco puso demasiado empeño en desmentidos ni aclaraciones, quizá para no darle valor a las acusaciones.

    Lo cierto es que tuvo una personalidad poliédrica, aunque fue perdiendo con los años parte de la heterodoxia desarrollada en su juventud y alimentada por el entorno crecientemente renacentista.

    Aunque ferviente católico, leía y coleccionaba libros prohibidos por el Papado. También era aficionado a la astrología y la alquimia.

    La obra de su vida, el Escorial, refleja su propia dualidad: es un edificio religioso, con su panteón y basílica, pero con una biblioteca cuya bóveda ilustra en sus frescos motivos alegóricos e iconográficos que quedan lejos de la ortodoxia católica.

Biblioteca del Monasterio de El Escorial

    Su pintor preferido fue el Bosco y de él su obra favorita, que pidió que estuviese junto a su lecho de muerte para ser la última visión de este mundo que tuviese, es el Jardín de las Delicias.

Según Fray José de Sigüenza, consejero de Felipe II: la diferencia que [...] hay de las pinturas de este hombre [,el Bosco] a las de los otros, es que los demás procuraron pintar al hombre cual parece por defuera; este solo se atrevió a pintarle cual es dentro



Estos son algunos detalles de la vida de Felipe II, quizá el monarca más importante, relevante y determinante de su tiempo. También, uno de los más maltratados por la historiografía durante siglos. A la revisión de su figura historiográfica trato de contribuir, aunque sea mínimamente, con este artículo.

1 comentario:

raquel dijo...

Me gusta el artículo. Te acerca a la figura de Felipe II como rey y como persona, condicionada por su nacimiento y por el contexto político y social en el que vivió.